sábado, 20 de abril de 2013

A veces el cuerpo se desvanece y  no me puedo ver.
Nunca se desvanece en este mundo, casi siempre es al revés.
Lo que sucede es que el mundo se desvanece en mi cuerpo, pero no lo siento así.
Ni siquiera lo siento, es demasiado enorme para mi.

El mundo y la gente que calla y vuelve a hablar.
Que miran al cielo y se dejan estar.
Y nada hay que se parezca al alma desvanecida del amor.
A veces se asemeja, pero realmente está lejos de existir.

Pobres Rieles


Autos que pasan,
trituran el paisaje.
Esas ruedas giran
y no les cobran peaje.
El oceano verde
ya no impide nada,
ellos contruyen puentes
no le temen a nada.
Descubren galaxias,
buscan planetas,
viajan por todos lados,
y no quieren que otros se metan.
Corren y giran,
pero nunca aterrizan,
no conocen sus limites,
y todo el tiempo desvarían.
El fracaso ya no les impide nada,
miran al horizonte con la esperanza marcada,
todo el tiempo aprenden,
todo el tiempo crecen,
y sus ojos ven
jardines de rieles.

Hice un gran castillo, para que veas que no solo soy una más,
estoy esperando que llegues a mi, para que me veas,
realmente sé que soy más de lo que parece,
sé que tengo tanto para dar, que no me alcanza con volar.

Quisiera entrar a tu corazon y dejar mi huella,
parar en tu alma, mirarte a los ojos,
llegar a tu luz,
y saber que me tenés en cuenta.

Todo mi espiritu está ansiando llegar al centro,
me carcome la pasión desenfrenada,
la gente me mira como extrañada,
no entiendo donde quedó ese grito seco y dorado.

Espero volverte a ver por estos campos,
te extraño y no puedo esperar demasiado,
mi espiritu se va a desvanecer en muy poco,
si no venis y me das tus pupilas en mis manos.

viernes, 12 de abril de 2013

La causa del efecto de la madrugada me ciega las pupilas dentro del abismo. No sé cual es la causa, 
más solo puedo entender el efecto. 
El ritmo de su voz me altera los latidos del alma, me lleva a esa cruda madrugada de pan. Me miente en materia de armonías pero me da su mano cuando de dolor se trata. 
Nunca sabrás de quien hablo, pero está ahí, esperando amar. Es el fantasma de la luz eterna, del oeste sangrante. Mis heridas supo curar, sus heridas fallecieron en medio del sol radiante.
Cada vez que me voy, cada vez que no siento la respiración, vos te me venis lentamente, tocando palabras que recorren mi mente. Podría pensar en otra cosa, podría salirme de mi, pero solo escucho los latidos que salen de tu corazón, llegan al mío y se transforman en canción.
Cuando sé que no tenes escapatoria,
y el veneno ya está demasiado profundo,
tengo la certeza de que tengo que estar allí, 
correspondiendo tus lágrimas.

Cuando te miro a los ojos y no veo nada,
cuando este idioma ya no te es suficiente,
cuando hay nada en tu nada interior,
es una obligación secar el sudor de tu cara.

Cuando me veo lejos de vos,
cuando ya no hay nada entre los dos,
cuando el alma se parte en dos,
es una necesidad volar hasta tu cielo.

Pero ahora te obligo a que rías conmigo,
a que veas las luces entre las penumbras
porque este no es el fin,
es solo una guerra.

Una guerra con vos mismo,
una guerra con el amor,
una guerra que uno termina ganando
y que nunca se vio tan clara como hoy.