viernes, 28 de diciembre de 2012


Vi un destello azul en la taza de café, no entendía que era lo que estaba pasando. Intenté agarrarla pero las manos me quemaban, ya no las podía soportar. Todo era negro, no veía nada. El perfume de las margaritas desapareció por completo y no escuchaba el ruido de la televisión que , hasta lo que recordaba, estaba encendida detras mío. De repente perdí el conocimiento, solo sentía un lejano sonido dentro mío. Un pálpito que no paraba jamás. Comenzé a escuchar voces dentro de mi, voces propias, voces que decían palabras conocidas. Luego se transformaron y salieron de mi, para pasar a ser voces que me llamaban, me llamaban desesperadamente. Gritos de terror, suplicas a Dios.
De pronto volví a sentir mis manos, mi boca y mis ojos. Los abrí y vi a toda esa gente mirandome aterrada. Pero yo me sentía tranquila, me sentía hermosa. La gente eran solo espectros de la realidad, los veía como monstruos. No sentía miedo en lo más mínimo, me sentía en sueños. Pero los gritos cesaron, aumentaron terriblemente. Oía mi nombre repetidamente, como si me estuviera muriendo. Volví a cerrar los ojos y los gritos se hicieron aún mayores, y terminaron en llantos desconsolados.
Comenzé a sentir algo en el hombro y abrí rapidamente los ojos. Un hombre me indicaba que me tenía que levantar. Me senté, miré alrededor y comprendí todo. Le pedí disculpas y me levanté de ese banco ubicado en un lugar apartado de la plaza.

jueves, 27 de diciembre de 2012


Me muero por ver tus ojos cayendo sobre un bisturí,
las hojas revoleadas dentro del callejon,
mi boca riendo porque si,
y vos sin poder llorar, amor.
La calles vibraban,
vibraban porque si.
Vibraban con tan solo tocarlas,
vibraban viendo el fin.
Saber armar el plan,
destruirte a la perfección,
no mirar atras,
no tener vértigo, amor.
Fiebre no tengo,
la lluvia no me alcanza,
la ciudad está lejos,
llena de rabia
Y me sigo riendo,
viendo tu cara cortada,
la sangre no vuelve,
la sangre se estanca.

Vandaval


El dolor es fácil de soportar, se siente y nada más. La tormentas siempre pasan, a veces los rayos te ciegan, a veces te ganan. La energía es muy fuerte en esos momentos, hay que aprender a tomarla. La transformo en labios y besos, solos y huecos. Cuando la tormenta pasa, sale el sol, cuando el sol sale, se llena el corazón. Los besos ya no están vacíos, ya todo está en el olvido. Los vientos del norte siempre me vuelan el pelo, se van los fantasmas y veo el cielo.

"...Un sueño que sueñas todo el tiempo y te mantiene en movimiento, soñando, esperando que se haga realidad. ¿Alguna vez has tenido un sueño como ese?..." - Las Aventuras De Pee-Wee.

martes, 25 de diciembre de 2012

Luces.

Mirando al horizonte, buscaba una respuesta. No la encontraba en el amor ni en los poetas. Se cansó de revolver en la sangre podrida, ya no entendía por qué nunca dormía. Las luces penetraban sus manos, sin darle ningún descanso. El descanso estaba lejano, y lo lejano se había quemado. Las quemaduras llegaron a ella, a pesar de la distancia y de la ausencia. La luz la miraba perpleja, no quería llegar hasta ella. La obligación del cielo impulsó la luz, y su cuerpo se destrozó.
Todavía veo chispas blancas sobre su cama, restos del dolor. Veo su alma rondando por la habitación, sin lágrimas ni prisión.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Ahora.


Flores plásticas me alumbran todo el día en un jardín invisible. Tienen rayos de color. Todo depende del día, todo depende del sol. Y yo me siento en el prado que me rodea. Miro para arriba y las flores me cuidan. Ayer estaban celeste y verde,mirando al futuro, pensando en el mañana. Hoy estan amarillas, recordando lo que sucedió y no va a volver. Mirando libros de polvo pasaron el día, y yo les decía que los libros de hoy tenían más poesía.

viernes, 14 de diciembre de 2012


Ella no sabía ni quien era. Se miró en el espejo y vio una mancha, solo eso. La parte del medio de su cara iba en un verde degradé, desde su boca hasta los pies. Las manos, inquietas, en su lugar no estaban, sobre el teléfono descansaban. Sus amarillos dedos marcaban no sé que número. Los ojos ella cerraba y veía un prado de agua salada.Sobre el turbio prado no había nada, pero ella buscaba. Buscaba nada. La nada se escondía detras de un pez de papel que nadaba por doquier, y la nada lo seguía sin parar, nadando detrás de él. Y ella con sus pies seguía al pez que nadaba, y no lo podía alcanzar. Luego de varias horas se cansó y descansó sobre una piedra invisible que viajaba al rededor del mundo, supuestamente viajó por muchas ciudades, pero ella veía nada. Y se percató que la nada la seguía a todos lados. Buscó al pez hasta que vio que sus dedos eran frágiles ahora. Miró un poco más arriba y sus brazos eran como aletas de papel, que no soportaban ningún peso, que no soportaban nada.
Abrió los ojos rápidamente y se volvió a mirar al espejo. Vio a una mujer igual que ella, que solo sonreía y sus ojos eran transparentes. Sonrió como esa mujer y se dio cuenta. Ella era un pez de papel que debía encontrar todo lo que se escondía dentro de ella. Tenía que encontrar la nada que nadie veía.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Perdido.

Espero que no pienses que lo digo en serio,
reíte de mis palabras.
Tus labios pueden hablar,
nadie te va a callar.
La piel muy blanca
no puede esperar más.
Llamadas perdidas hay,
cartas sin leer en mi buzón,
despidiendose de la razón.
Me da miedo pensar en el esfuerzo,
en el esfuerzo que hacés cada día.
El contestador te atiende,
la voz de una máquina te enfría.
Supongo que pensás en ir a buscarme,
y estoy segura que no sabés a donde.
Muchos lugares ocupo, en ninguno me quedo,
el las calles, en las plazas, en algún agujero.
Ves gente hablando otros idiomas,
ves gente perdida por ahí,
chicos corriendo sin destino,
y no me ves a mi.